–Nunca
me imaginé que algo como esto me llegaría a pasar, ¡estar en una
entrevista de trabajo y quedarme sin habla!. Algo me esta perturbando
y creo que es este hombre tan despampanante, su sola presencia es
deslumbrante tanto que me hace doler los ojos. El lugar se llena de
silencio solo el trinar de las aves nos acompaña, miro a todos los
lados buscando una manera de empezar la conversación pero el entorno
esta en mí contra. Justo cuando estoy dispuesta a decir “hola”,
soy interrumpida por una señora mayor que parece ser su ama de
llaves. ¿Lleva a su ama de llaves a todos lados?, así parece ser.
Ella trae el té que servirá para relajarme un poco y aclarar mi
garganta y así poder hablar de una vez por todas con este señor que
me esta intrigando. Al mojar mis labios con el té, me sorprendí por
lo delicioso que esta. Me giré para darle mi opinión con una gran
sonrisa.
—Esta
realmente delicioso el té. –Le sonreí ampliamente-
—Gracias,
Señorita, me alaga que mi té sea de su agrado.
—¿Es
preparado por usted misma?. ¡Increíble!.
—Señorita,
¿eh? –hojea una pequeña libreta-. Helena King, ¿es su nombre?
–mirándome fijamente de nuevo escrutándome con la mirada-
—¡S-Si,
Señor!. Me disculpo por no haberme presentado antes.
—Punto
menos para usted, Señorita –lo dice en tono de voz amenazante-
—En-Entendido,
Señor.
—
Señor
¿qué?. No sabe mi nombre o apellido –me pregunta enarcando la
ceja-
—Señor
Michels, Allen Michels. Ese es su nombre.
—Muy
bien, por lo menos sabe mi nombre. Ahora a lo que vinimos, ¿qué es
esa cosa que lleva puesta? ¿su abuela se la prestó o alguna de sus
amigas?. –mira por la ventana cruzando las piernas-
—Lo
compré en una tienda muy buena y...
—¿Cuál?,
¿El rincón de las baratijas?. Sea sincera conmigo, Señorita, no
admito mentirosos a mi alrededor.
—Siquiera
tiene alguien a su alrededor –susurro frunciendo el entrecejo-
—Ha
dicho algo, porque si es así mejor dígalo de frente.
—No
he dicho nada, Señor Michels. Solo recordaba algo, es todo.
—Bien,
ahora dígame ¿que sabe o que conocimientos tiene de este entorno al
que quiere entrar?.
—Tengo
un postgrado en Relaciones Laborales e Industriales y un curso en
Relaciones públicas. Actualmente trabajo en una librería en el
centro de la ciudad. Mis anteriores trabajos... Digamos que no me fue
muy bien –miro a un lado tratando de disimular mi vergüenza-
—¿Por
qué fue despedida de sus anteriores trabajos?.
—Problemas
con mis jefes y compañeros... No puedo decirle el porque.
—¡Hmph!,
no puede o le da vergüenza admitir que seducía a sus jefes y
compañeros, pero que después que ellos reclamaban lo que usted les
prometía y no les daba. La despidieron, ¿cierto?.
—Ciertamente
tiene una gran imaginación, Señor, no me extraña que de esa manera
haya obtenido todo lo que tiene.
—Y
usted tiene una gran boca, Señorita. –se levanta de la silla
caminando en mi dirección-
Él
sujeta mi mano levantándome de la silla de un tirón para quedar a
su altura o algo así, por que este hombre a parte de ser
horriblemente guapo – sexy – arrogante – déspota y malpensado
es mucho más alto que Steve, y él ya es bastante alto para mí
gusto. Fija sus ojos en mí, me estremezco y él sonríe. Rodea mi
cintura con sus fuertes brazos y sujeta mi cara con sus grandes
manos, posando esos labios rojos en los míos que solo tienen
“lipgloss de frambuesa”. Trato de zafarme de sus formidables brazos lo cual me
es casi imposible pues pega más mi cuerpo al suyo con fuerza. Algo
me sorprende, ¡esta tratando de meter su lengua en mi boca!, reuní
el valor suficiente y lo empuje haciendo que tropezara contra una
pequeña mesita con una jarra de vidrio con agua. Un hombre de su
misma edad entra a ver que esta sucediendo y al ver mis ropas
arrugadas suspira sacudiendo la cabeza revisando al señor de no
tener alguna herida. Me pide disculpas por la aptitud de su jefe, y
este lo único que hace es sonreír a media luna. El hombre que acaba
de entrar es su chófer y persona de confianza, por lo que esta vez
decide quedarse mientras la entrevista continua pero esta vez estoy a
la defensiva al saber de lo que es capaz de hacer este sujeto. La
entrevista prosigue con calma, sin ninguna novedad por el momento,
sin embargo su última pregunta logro sacarme completamente de mis
casillas y le grite como si fuera una de esas personas del mercado.
Estuve a punto de abofetearlo pero hice algo mejor, algo que supongo
no se esperaba este distinguido señor. Agarre la taza del té y le
vacié el liquido encima de su costoso traje con una amplia sonrisa
en los labios, el chófer solo observa la escena con una risa
disimilada, obvio él no piensa entrometerse no vaya a terminar de la
misma manera que su jefe. Tomé mi bolso y con las buenas tardes salí
del lugar entre molesta y airosa por haber puesto en su lugar a ese
ser tan grosero.
»Las
puertas se cierran de golpe y aquí estoy cubierto de la cabeza a los
pies de té, es la primera vez que una mujer me aparta de ella y
sobre todo que me tira algo encima. Charles se burla de mí al igual
que Lidya, ambos están tan sorprendidos de lo que acaba de pasar
como yo mismo. Esa chica es tan interesante como inteligente y eso me
gusta mucho, le pido a Charles que busque toda la información de esa
chica porque a toda costa debe trabajar para mí, o mejor dicho debo
tenerla a mí lado para distraerme de la monotonía de mi vida.«
¡Estoy
realmente furiosa!, ¡quien se cree ese hombre que es!. No hay nadie
en este mundo que quiera trabajar con él y mucho ¡menos yo!,
tendría que golpearme la cabeza para aceptar estar siquiera en la
misma oficina que él. Lo guapo que es no lo exonera de lo
despreciable que es su personalidad, nunca pensé que en el mundo
pudiese existir alguien así, «bueno... En el mundo donde vivo... No
los hay». Al abrirse las puertas del ascensor me encuentro con la
sorpresa de que Mary y Steve han venido por mi con un hermoso ramo de
rosas amarillas en señal de felicitaciones por haber obtenido el
trabajo, mi semblante cambio al verles pero ahora no sé como
decirles que no fui contratada y que de paso le tire el té encima al
señor. Mary es la primera en notar mi descontento, así que le pide
a Steve guardar las rosas en el auto y se acerca para preguntarme que
ha pasado. Le digo que es mejor irnos de ese lugar antes de que algo
peor pase pero justo sosteniendo la manija de la puerta el chófer de
aquel sujeto grita mi nombre pidiéndome que me detenga unos minutos
pues debe decirme algo de suma importancia para mí.
Me
lleva debajo de un árbol para darme la noticia de que he sido
contratada dándome un celular último modelo. Me dice que en las
próximas horas me llamará para decirme donde me recogerán puesto
que el Señor Michels vive en Los Ángeles y que yo, como su
secretaria debo estar donde él este. Con esas palabras se retira
dejándome con esa gran noticia la cual me es difícil de asimilar.
Mary no aguanta más la curiosidad y me pregunta que esta sucediendo.
La miro fijamente perpleja ante la noticia que me han dado, no puedo
ni hablar ni parpadear y eso preocupa a Mary quien no lo piensa dos
veces para sacudirme de un lado a otro para sacarme del asombro en el
que estoy sumida. Steve me sujeta de la mano llevándome al interior
del auto camino a una cafetería para desayunar algo o mejor dicho
almorzar pues ya es la una y treinta por la tarde.
¡La
comida estuvo deliciosa!, no sabía que existieran lugares donde se
pudiese decir que la comida es genial en todo el sentido de la
palabra, pero aun no me he librado de mi destino y es tener que
decirles que fue lo que paso en la dichosa entrevista. Aunque yo
todavía no sé que rayos fue lo que paso. Mientras tomamos un café,
Steve y Mary me rodean dispuestos a comenzar con el interrogatorio,
sus caras me dicen que no aceptaran un “más tarde” como
respuesta por lo que debo estar preparada para cualquier pregunta que
hagan, hasta la más descabellada pregunta deberá ser contestada sin
ocultarles nada de nada. Respiro profundo colocando la taza de café
sobre la mesa los miro fijamente esperando su avalancha de preguntas
y
como lo suponía, Mary es la primera en preguntarme ¿qué pasó
allá?.
—Helena,
responde con sinceridad y sin alterar los hechos. ¿Qué pasó en esa
habitación y porque estabas tan molesta?.
—Lo
primero que diré es si tengo el trabajo, segundo es que ese hombre
es tan déspota como la misma palabra lo dice y tercero... Se atrevió
a besarme –al decir esto último desvíe la mirada muy avergonzada-
Steve
escupió el café sobre la mesa a causa del asombro y las mejillas de
Mary cambiaron de un rosa pálido a un rojo intenso.
—Por
ello no quería contarles nada –suspire dando otro sorbo a mi café-
—Porque
te haría algo así un extraño y más un hombre de su clase –me
mira Steve con las mejillas coloradas-
—Estas
insinuando que como es de clase alta y yo de clase baja, ¡no puede
besarme! –le reclame en voz alta golpeando la mesa-
—Es
decir que si te gusto el beso, Helena –pregunta Mary con una media
sonrisa-
—N-No
del todo. –tartamudee desviando nuevamente la mirada sorbiendo el
café-
—Lo
bueno es que tendrás por fin un trabajo, aunque no aseguro que en
este tú jefe no te termine acosando.
—Que
palabras de aliento me estas dando, Steve. Quieres que yo también te
de algunas con respecto a tú sabes quién –lo mire fijamente
enarcando la ceja-
—Steve
tiene razón, Helena, nadie nos asegura que en este trabajo no te
vayan a acosar como en los anteriores.
—No
lo creo. Es un hombre con mucho dinero, puede tener a la mujer que
quiera consigo, ¿para que quererme a mí? –me encojo de hombros
dándole el primer pellizco a la torta de Mary-
—Y
algo más, ¿porqué te veías tan decepcionada cuando terminaste de
hablar con ese hombre de negro?.
Baje
mi cabeza y me quede en silencio por unos minutos, no podía decirles
que me mudare a Los Angeles por trabajo, sé que estarán felices
por mí pero yo no lo estaré al irme y dejarlos por quien sabe
cuanto tiempo. Mary me da unas palmadas en el hombro regalándome una
gran sonrisa, no lo pude evitar y comencé a llorar como una niña
pérdida en un supermercado. Ambos se miran las caras sin saber que
decirme y en cambio me regalan un abrazo, diciéndome que cualquier
decisión que tome será aceptada por ellos, sin reproches. Así que
no me contuve y les dije lo que ese hombre me dijo. La cafetería se
lleno de silencio, luego me abrazaron más fuerte y subimos al auto
de Steve pues como él dijo «¡Esto hay que celebrarlo!». Y así
partimos hacia Nueva York para celebrar esa noche hasta el amanecer
pues seria la última vez que nos reuniríamos de esa manera tan
loca.
Una
vez más en el departamento de Steve luego de pasar al nuestro para
recoger algunos vestidos, todos estamos sumamente entusiasmados de
salir a bailar juntos. Estoy en la súper habitación de Steve
arreglando mi cabello mientras Mary se ducha la escucho llamarme muy
nerviosa, me acerque hasta la puerta del baño y le pregunto que
sucede, ella con voz temblorosa me responde que debe contarme algo
muy importante que debo saber antes de irme. Me ha intrigado, ¿que
podrá ser eso tan importante?, sospecho que ya lo sé pero dejaré
que ella sea quien me lo diga, «a veces me gusta molestar cuando se
trata de Steve».
Media
hora después sale de la ducha cabizbaja y me pide que me siente pues
la noticia será muy impactante para mí. Abrí mis ojos a todo lo
que dan mis párpados, ¿es tan impactante que ella y Steve por fin
estén saliendo? ¿o es que hay algo más en eso que me dirá?. Me
siento sobre la cama con dificultad, «Esta cosa es muy alta para
mí». Ya bien acomodada en la cama estoy lista para escuchar eso que
me tiene que decir, aunque ya lo sepa con anterioridad.
—Bien,
Mary, ¿que eso tan importante que me tienes que decir?.
—Helena,
lo que te diré no te va a gustar y te enojarás conmigo.
—¿Enojarme
contigo? ¿porqué habría de hacer algo así?. Ni que el hecho de
estés saliendo con Steve sea un crimen –mire el techo luego la
mire a ella quien no parece estar sorprendida por lo que dije-
—Es
que... yo... yo salgo con Steve desde hace seis meses y... nos vamos
a casar.
—¡Oh,
que bien! Los felici... Espera un momento, ¿¡ustedes qué!? ¿¡y
se van a qué!? –estoy realmente asombrada por lo que acabo de
escuchar y sé que necesitaré un doctor para que revise mi corazón-
—Quería
decírtelo antes pero Steve dijo que lo mejor es que te diéramos la
noticia cuando tú consiguieras trabajo para celebrarlo juntos.
Perdóname, Helena.
—N-No
tienes que pedirme perdón... Pero yo... ¿en serio se van a
casar?... Esto es demasiado para mí. –camine al baño y cerré con
seguro la puerta-
De
verdad no puedo creer que esos dos hayan estado saliendo por eso
tiempo y ¡yo no me diera cuenta!, ¿es posible hacer eso?. Ahora se
van a casar, las cosas esta yendo demasiado rápido para mi gusto,
¡mi vida no es así!. Un momento, ¿Mary esta embarazada? Y por eso
se están casando. Llame a Mary que sé que esta pegada a la puerta
esperando alguna reacción de mi parte, le pregunto a través de la
rendija de la puerta si es que ella esta embarazada y por eso se
casarán, se ruborizó, lo sé. Con nervios me responde que no es lo
que estoy pensando, que lo harán porque de verdad se quieren.
Suspire aliviada de que no fuese eso, aunque no seria malo que
tuviesen un bebé, se verían realmente lindos con sus ojeras y
cabellos despeinados por no dormir durante días. Debo dejar de
pensar así, a veces yo misma me asusto de como suelo ser. Salí del
baño con mi cara lavada y abrase a Mary felicitándola por el
casamiento, ella sonríe, luego entra Steve y al ver la escena supone
que Mary ya debió haberme contado todo. Él abre los brazos
esperando que yo le devuelva el abrazo, lo miro fijamente frunciendo
el entrecejo cruce los brazos, él hizo pucheros entonces le tuve
lastima y lo abrase. Una linda escena, todos buenos amigos abrazados,
son las diez de la noche y aún ninguno esta siquiera vestido. El
hambre comienza a hacerse presente en nosotros y la primera en caer
es Mary. Me gire en los talones para preguntarle si es en serio que
no esta en estado, ella frunce el entrecejo y entendí el mensaje.
Casi
las once de la noche y al fin estamos listos para salir de fiesta,
frente al ascensor recordé que deje el móvil sobre la cama así que
tengo que regresar por el ya que en cualquier momento recibiré una
llamada de mi querido jefe. Entre rápido, agarre el móvil
guardándolo en la cartera que por cierto me sale una nueva, salí
corriendo al ascensor para no llegar más tarde. Me esperan en la
acera como les dije y al embarcarme sin esperar que cierre bien la
puerta Steve acelera dejando las huellas del neumático sobre el
asfalto. Le grite con mi corazón a millón a causa del susto que me
acaba de hacer pasar, se disculpa como si nada hubiese pasado pero
como yo no olvido tan fácil lo golpee en la cabeza con la cartera.
Mary se ríe y yo con ella, Steve le pregunta porque no quiso
sentarse adelante con él y ella le responde que hasta que yo no me
vaya, no me dejará sola.
Debido
a las fuertes ganas de comer tuvimos que hacer una parada imprevista
en un puesto cualquiera de comida rápida, nos comimos algunos perros
calientes y hamburguesas que eran algo pequeñas. Ya con el estomago
lleno nuevamente nos pusimos en marcha hacia una discoteca que se ha
estado haciendo muy famosa estos últimos meses y eso que acaban de
abrir sus puertas, no quiero imaginar la fama que obtendrán al tener
uno o dos años abierta sin problemas con drogas y esas cosas.
Llegamos al lugar que esta atestado de gente, hay una larga fila para
entrar, eso me hace pensar que será algo difícil el poder ingresar
allí. Pero lo que no sabíamos es que Súper Steve, ya hizo
reservaciones. A veces me pregunto, «¿quién diablos es Steve?»,
sin embargo es una ganga que sea mi amigo y el prometido de Mary,
aunque ¿dónde esta el anillo de compromiso?. Les preguntaré
después.
El
lugar es despampanante, en todo el sentido de la palabra. Las mesas y
sillas son lo último en moda para hogares y locales, la música es
la más nueva que hay «tan nuevas que no las conozco». Steve nos
guía hacia la mesa donde nos sentaremos, ¡es una mesa v.i.p!, de
verdad este ser que dice ser mi humilde amigo, me esta asustando. En
nuestra mesa hay champagne en su cubeta con hielo, tres copas muy
bonitas y algunos bocadillos.
—Mary...
¿¡quienes son los padres de Steve o quién diablos es él!?
—No
te preocupes, Helena, él no esta haciendo nada ilegal.
—Eso
realmente no me preocupa, lo que me preocupa es esta secreteadera de
ustedes.
—Vamos,
Helena, disfruta del momento que estamos celebrando tu nuevo trabajo
y mi compromiso –sonríe mostrándome el gran diamante que lleva
como anillo de compromiso-
—¡Woah!
Es enorme, de verdad me alegro. Pensé que era una broma pero al ver
este anillo, sé que es cierto el casamiento.
—Chicas,
¿quieren la champagne o prefieren ir a bailar?.
—Tomemos
la champagne para celebrar y luego bailemos –sonrío con las copas
en la mano entregándole a cada uno la suya-
—¡Bien!,
¡Salud!. Por el trabajo de Helena y nuestro compromiso.
Los
tres alzamos las copas al mismo tiempo entrechocándolas con cuidado,
se escuchó un ¡clin! Al chocarlas. Reímos como unos niños
pequeños bebiendo el liquido espumoso de golpe, dejamos las copas
sobre la mesa y fuimos hasta la pista de baile que esta muy llena hoy
a pesar de ser viernes. Comenzamos a bailar los tres juntos pues
ellos hacían una pareja y yo estaba sola, así que no los dejaría
dejarme sola. Los chicos del lugar se reunían a nuestro alrededor
coqueteándonos, no es por presumir ni nada pero se están
aglomerando a mi alrededor y eso comienza a asustarme, a pesar de que
hay chicos guapos no estoy tan acostumbrada a esto. Quien lo diría,
una persona con estudios en relaciones públicas tiene miedo de las
multitudes, debería empezar a cambiar porque si trabajaré para una
persona tan importante como ese hombre, el socializar estará en la
carta del día. Cinco minutos después de haberme regresado a la
mesa, me siguen Steve y Mary que no soportan el acoso de esos chicos,
sin dejar de mencionar que ambos son realmente celosos el uno con el
otro. Mientras hablamos sobre sus planes para la gran boda al estilo
de la realeza, me suena el móvil, lo saco de la cartera para atender
pero cortan la llamada. Les pedí que me disculparán un momento para
ir al baño y poder atender la llamada. Camino al baño unos tipos
muy extraños se quedaron observándome en todo mi trayecto desde que
me levante de la silla hasta que cerré la puerta del baño. Entre a
uno de los cubículos asegurando la puerta para que nadie me
interrumpa, entonces conteste la fulana llamada.
—Buenas
noches, Helena King al teléfono.
—Señorita
King, es un gusto poder hablar con usted de nuevo ya que debido a las
circunstancias no pude hacerlo bien.
—¿Eres
el chófer del Señor Michels?.
—Por
supuesto, el señor no puede atenderla pues esta en una reunión.
Pero el verdadero motivo de mi llamada es para decirle cuando
viajaremos.
—Ah,
si, lo escucho.
Baje
la tapa del inodoro y me senté allí escuchando detenidamente todo
lo que me decía Charles, por último cuando estaba por colgar le
pregunte lo que debió decirme desde el principio, ¿que día y a que
hora viajare a Los Angeles?. Una risita cómplice se escucha del
otro lado del teléfono, ¡ese hombre esta con él!, Charles me dice
que no me preocupe por nada de eso pues ellos se encargarán de todo
el papeleo y corta la llamada. Fruncí el entrecejo suspirando, justo
al salir nuevamente suena mi móvil y esta vez es un mensaje de
Charles para decirme que mañana por la mañana tendré noticias de
él. Abrí la puerta para encontrarme con ese sujeto que me estuvo
mirando de camino al baño, dí un paso hacia atrás para tratar de
encerrarme en el cubículo pero el sujeto me detiene la puerta
impidiéndome salir o entrar. Esto no es bueno, para nada bueno.
Tampoco puedo gritar porque seria en vano, ahora que lo pienso porque
no seguí asistiendo a esas clases de defensa personal algún día me
hubieran servido y ese día llegó. El sujeto se acerca a mí
sujetándome por la cintura con fuerza, forcejeo con él para
soltarme de sus asquerosas manos de borracho pero me detiene
tomándome por el pie me tira al suelo, se sube sobre mí y mete sus
manos entre mi vestido. Esto es repugnante, realmente repugnante.
Alguien por favor lo detenga, no tengo fuerzas para alejarlo de mí y
él comienza a lamerme el cuello, esto no puede estarme pasando hoy
que se detenga por amor de dios. Esos son mis únicos pensamientos,
pero de cuando acá la mente por si sola ha ayudado al hombre para
hacer algo. Las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas y este
asqueroso sujeto solo me susurra como si fuese un don juan que lo
disfrutaré y que en vez de pedirle detenerse le pediré más.
¿¡Quién rayos se cree que soy!? ¡Una masoquista que le encanta
que la estén violando!. Saqué fuerzas de donde no las tenía y me
zafe de sus manos para meterle los dedos en los ojos, que son lindo
por cierto, ¡este no es momento para eso! Logre zafarme así que
debo salir de aquí. Me levante deprisa para salir corriendo de allí
chocando con alguien más, ¡esto no puede ser peor!, seguro aviso a
sus amigos de que también fuesen a por mi. No quise levantar la
mirada, estoy realmente asustada y solo puedo golpearle con
desesperación. Él sostiene mi muñeca y me pide que me detenga pues
lo estoy lastimando, alcé la mirada y enseguida mis ojos se
cristalizaron. Era un hombre tan guapo que enceguecía al mirarle de
reojo, su voz es calmada al igual que sus ojos, me pregunta que esta
pasando a lo que yo con las lágrimas en los ojos le respondí que
intentaron violarme. Me abraza fuerte y me dice que por la misma
razón él se acercó al baño, ya que había visto a ese sujeto
entrar estando yo ahí. Sosteniendo aún mi mano me lleva hasta su
oficina, pues resulta ser que este hombre de aspecto calmado y
apariencia celestial, ¡es el dueño del establecimiento!. Estoy
boquiabierta, como un hombre así puede ser el dueño de este lugar,
no lo puedo creer, de verdad no me lo creo.
Angus
me sirve un poco de té para que me relaje y trate de olvidar el mal
rato que pase.
‹PD:
Angus es el nombre del hombre con apariencia celestial que me ayudo.›
—Gracias
por este té, es realmente delicioso –sonreí ampliamente con la
taza en mis manos-
—Me
alegra que te guste, es preparado especialmente por mi nonna y ¿te
gusta la vajilla?, es de japón. Bonitas, ¿cierto?. –sonríe
discretamente con brillo a su alrededor-
—Si
comparamos a este sujeto con mi futuro jefe, sus auras son realmente
distintas. Aquel es de aura oscura y este es tan brillante que es
perturbadora e inquietante –pienso mirándolo fijamente-
—¿Te
ocurre algo, Helena?.
—Estoy
bien, graci... ¡Cómo! ¡Yo no le he dicho mi nombre!. ¿Es usted
brujo o clarividente?.
—No,
Helena, es que soy amigo de Steve y hoy nos iba a presentar.
—Es
decir que usted fue el que hizo las reservaciones y lo de la mesa.
—No,
eso lo hizo Steve hace un mes. A pesar de que somos amigos, negocios
son negocios y yo no puedo dejar clientes fuera por él.
—Ustedes
son contemporáneos o algo parecido.
—¡Para
nada! Yo tengo treinta y uno, lo que me hace mucho mayor que tú
también.
—Son
solo nueve años de diferencia, no hay que hacer escándalos por eso
o ¿si?.
—Interesante,
¿te gustan mayores que tú? –me pregunta sentándose a mi lado-
—No
es que me gusten ni me disgusten, es normal para mí. Algo neutral
diría yo.
—Unas
palabras muy maduras para alguien de tu edad.
—¿Usted
también quiere acosarme?. Tengo algún letrero que diga, “acosame”.
—No,
solo tú cuerpo que es muy llamativo y seductor –sujeta mi barbilla
con la punta de sus dedos muy cerca de mis labios-
Es
un hombre muy seductor y parece que también algo sádico, estaré
destinada a conocer solo a este tipo de hombres o ¿es algo
pasajero?, no lo sabré hasta que me haya casado o sea muy anciana.
Él rodea mi cintura sin dejar de sostenerme la barbilla, acercándose
despacio hacia mi. Es extraño pero no puedo soltarme, estoy atrapada
en su mirar y sus brazos, es como si quisiera zafarme de él pero
algo me esta reteniendo. Esta demasiado cerca de mis labios, va a
besarme, ¡en serio la hará!, ¡alguien sáqueme de aquí!. Este día
ha sido una locura total, lo mejor me hubiese podido pasar es
quedarme en casa durmiendo y despertar cuatro o cinco días más
tarde.
Regresando
a la tierra, a la situación tan extraña en la que me encuentro, me
doy cuenta de que la mirada de este señor esta algo pérdida como si
buscara algo que quizás pueda encontrar en mí, pero no sé que es.
Sus ojos a pesar de ser de un verde tan hermoso son fríos y sin
brillo, me hacen recordar al patán que será mi jefe muy pronto, su
mirada también se veía algo vacía, es como si les faltará algo
que es indispensable para cualquier ser y que por lo visto a ellos se
les fue arrebatado. Siento en mi estomago un nudo que me hace doler
el pecho e inmediatamente se refleja en mi cara, ello lo hace
detenerse y mirarme fijamente con intriga.
—¿Te
ocurre algo o te hice algo malo?.
—No,
es que... tus ojos no tienen brillo, es como si tu mirada buscara
algo, es... vacía –desvíe la mirada de la suya en un tono de voz
bajo-
—Eres
realmente perceptiva e inteligente, Helena –me sonríe-
—¿Entonces
es cierto lo que dije?.
—Si,
yo he tenido que pasar las peores cosas que puedan sucederle a un ser
humano, no te imaginas cuan horribles fueron para mi y mi hermano
menor –dice mordiéndose los labios con fuerza y una mueca de dolor
se dibuja en su rostro-
—¿¡Tiene
un hermano pequeño!? –me levanto del mueble sorprendida-
—Es
muy guapo, así como yo. Aunque no nos parecemos para nada.
—Ustedes
dos... no se llevan bien, ¿cierto?.
—De
verdad que comienzas a asustarme con esa percepción tuya. Pero si,
tienes mucha razón.
—¿Se
criaron juntos o los separaron?.
—Es
usted muy curiosa, Señorita.
—Discúlpame
si fui muy entrometida.
—No
se preocupe, no es algo malo ser curioso. A veces resulta muy bueno
hablar con alguien así lo acribillen a preguntas.
No
dijo una sola palabra más, solo se quedó allí mirando todo el
lugar por el ventanal, me despedí de él sin recibir ninguna
respuesta, fue como si de repente se hubiera olvidado totalmente de
mi existencia. Supongo que no debí haber tocado un tema tan delicado
como ese, pero si no quería seguir hablando simplemente me lo
hubiera informado y yo tranquilamente dejo de hablar. Cuando llegue a
la mesa Mary esta muy nerviosa puesto que ella me vio ir al baño
pero no regresar, además que vio como sacaron a ese sujeto del baño
lo que la termino de dejar en ese estado. Trate de calmarla diciendo
que me había topado con un amigo de Steve que es el dueño del lugar
y me ayudo cuando me trataron de atacar, con eso creo que se quedo
tranquila a parte de que le conté la conversación con Charles el
chófer y mano derecha de mi jefe, Steve no podía ocultar su sonrisa
de satisfacción al saber que conocí a Angus. No le puedo negar que
me pareció un hombre demasiado guapo e interesante y a la misma vez
muy misterioso, aunque no debí de ser tan entrometida preguntando
todas esas cosas, es algo inevitable ya que esta es mi personalidad,
“Ser Curiosa”.
Steve
y Mary ya están cansados, y yo tampoco soy la excepción, así que
decidimos irnos a su departamento para descansar. Cuando llegamos mi
móvil suena, lo que es muy extraño porque son las cuatro de la
mañana, aún siendo raro lo revise y resulta ser un texto de mi
queridísimo jefe informándome que el día diez de marzo partiremos
rumbo a Los Angeles, lo que quiere decir que el ¡lunes viajaré!.
Es decir que tengo todo el fin de semana que pensaba emplear para
descansar, para trabajar con mis papeles y la ropa, ese hombre es el
demonio. Mary nota de inmediato mi cara de decepción y trata de
darme ánimos diciendo que me ayudara con lo que pueda para que el
lunes a primera hora solo me quede esperar saber a que hora
saldremos. Pero por ahora solo debo dormir para el día de mañana
tener las suficientes fuerzas de levantarme y hacer lo que deba
hacer.