jueves, 5 de febrero de 2015

2.- Su Personalidad.


Nunca me imaginé que algo como esto me llegaría a pasar, ¡estar en una entrevista de trabajo y quedarme sin habla!. Algo me esta perturbando y creo que es este hombre tan despampanante, su sola presencia es deslumbrante tanto que me hace doler los ojos. El lugar se llena de silencio solo el trinar de las aves nos acompaña, miro a todos los lados buscando una manera de empezar la conversación pero el entorno esta en mí contra. Justo cuando estoy dispuesta a decir “hola”, soy interrumpida por una señora mayor que parece ser su ama de llaves. ¿Lleva a su ama de llaves a todos lados?, así parece ser. Ella trae el té que servirá para relajarme un poco y aclarar mi garganta y así poder hablar de una vez por todas con este señor que me esta intrigando. Al mojar mis labios con el té, me sorprendí por lo delicioso que esta. Me giré para darle mi opinión con una gran sonrisa.

Esta realmente delicioso el té. –Le sonreí ampliamente-

Gracias, Señorita, me alaga que mi té sea de su agrado.

¿Es preparado por usted misma?. ¡Increíble!.

Señorita, ¿eh? –hojea una pequeña libreta-. Helena King, ¿es su nombre? –mirándome fijamente de nuevo escrutándome con la mirada-

¡S-Si, Señor!. Me disculpo por no haberme presentado antes.

Punto menos para usted, Señorita –lo dice en tono de voz amenazante-

En-Entendido, Señor.

Señor ¿qué?. No sabe mi nombre o apellido –me pregunta enarcando la ceja-

Señor Michels, Allen Michels. Ese es su nombre.

Muy bien, por lo menos sabe mi nombre. Ahora a lo que vinimos, ¿qué es esa cosa que lleva puesta? ¿su abuela se la prestó o alguna de sus amigas?. –mira por la ventana cruzando las piernas-

Lo compré en una tienda muy buena y...

¿Cuál?, ¿El rincón de las baratijas?. Sea sincera conmigo, Señorita, no admito mentirosos a mi alrededor.

Siquiera tiene alguien a su alrededor –susurro frunciendo el entrecejo-

Ha dicho algo, porque si es así mejor dígalo de frente.

No he dicho nada, Señor Michels. Solo recordaba algo, es todo.

Bien, ahora dígame ¿que sabe o que conocimientos tiene de este entorno al que quiere entrar?.

Tengo un postgrado en Relaciones Laborales e Industriales y un curso en Relaciones públicas. Actualmente trabajo en una librería en el centro de la ciudad. Mis anteriores trabajos... Digamos que no me fue muy bien –miro a un lado tratando de disimular mi vergüenza-

¿Por qué fue despedida de sus anteriores trabajos?.

Problemas con mis jefes y compañeros... No puedo decirle el porque.

¡Hmph!, no puede o le da vergüenza admitir que seducía a sus jefes y compañeros, pero que después que ellos reclamaban lo que usted les prometía y no les daba. La despidieron, ¿cierto?.

Ciertamente tiene una gran imaginación, Señor, no me extraña que de esa manera haya obtenido todo lo que tiene.

Y usted tiene una gran boca, Señorita. –se levanta de la silla caminando en mi dirección-

Él sujeta mi mano levantándome de la silla de un tirón para quedar a su altura o algo así, por que este hombre a parte de ser horriblemente guapo – sexy – arrogante – déspota y malpensado es mucho más alto que Steve, y él ya es bastante alto para mí gusto. Fija sus ojos en mí, me estremezco y él sonríe. Rodea mi cintura con sus fuertes brazos y sujeta mi cara con sus grandes manos, posando esos labios rojos en los míos que solo tienen “lipgloss de frambuesa”. Trato de zafarme de sus formidables brazos lo cual me es casi imposible pues pega más mi cuerpo al suyo con fuerza. Algo me sorprende, ¡esta tratando de meter su lengua en mi boca!, reuní el valor suficiente y lo empuje haciendo que tropezara contra una pequeña mesita con una jarra de vidrio con agua. Un hombre de su misma edad entra a ver que esta sucediendo y al ver mis ropas arrugadas suspira sacudiendo la cabeza revisando al señor de no tener alguna herida. Me pide disculpas por la aptitud de su jefe, y este lo único que hace es sonreír a media luna. El hombre que acaba de entrar es su chófer y persona de confianza, por lo que esta vez decide quedarse mientras la entrevista continua pero esta vez estoy a la defensiva al saber de lo que es capaz de hacer este sujeto. La entrevista prosigue con calma, sin ninguna novedad por el momento, sin embargo su última pregunta logro sacarme completamente de mis casillas y le grite como si fuera una de esas personas del mercado. Estuve a punto de abofetearlo pero hice algo mejor, algo que supongo no se esperaba este distinguido señor. Agarre la taza del té y le vacié el liquido encima de su costoso traje con una amplia sonrisa en los labios, el chófer solo observa la escena con una risa disimilada, obvio él no piensa entrometerse no vaya a terminar de la misma manera que su jefe. Tomé mi bolso y con las buenas tardes salí del lugar entre molesta y airosa por haber puesto en su lugar a ese ser tan grosero.

»Las puertas se cierran de golpe y aquí estoy cubierto de la cabeza a los pies de té, es la primera vez que una mujer me aparta de ella y sobre todo que me tira algo encima. Charles se burla de mí al igual que Lidya, ambos están tan sorprendidos de lo que acaba de pasar como yo mismo. Esa chica es tan interesante como inteligente y eso me gusta mucho, le pido a Charles que busque toda la información de esa chica porque a toda costa debe trabajar para mí, o mejor dicho debo tenerla a mí lado para distraerme de la monotonía de mi vida.«

¡Estoy realmente furiosa!, ¡quien se cree ese hombre que es!. No hay nadie en este mundo que quiera trabajar con él y mucho ¡menos yo!, tendría que golpearme la cabeza para aceptar estar siquiera en la misma oficina que él. Lo guapo que es no lo exonera de lo despreciable que es su personalidad, nunca pensé que en el mundo pudiese existir alguien así, «bueno... En el mundo donde vivo... No los hay». Al abrirse las puertas del ascensor me encuentro con la sorpresa de que Mary y Steve han venido por mi con un hermoso ramo de rosas amarillas en señal de felicitaciones por haber obtenido el trabajo, mi semblante cambio al verles pero ahora no sé como decirles que no fui contratada y que de paso le tire el té encima al señor. Mary es la primera en notar mi descontento, así que le pide a Steve guardar las rosas en el auto y se acerca para preguntarme que ha pasado. Le digo que es mejor irnos de ese lugar antes de que algo peor pase pero justo sosteniendo la manija de la puerta el chófer de aquel sujeto grita mi nombre pidiéndome que me detenga unos minutos pues debe decirme algo de suma importancia para mí.
Me lleva debajo de un árbol para darme la noticia de que he sido contratada dándome un celular último modelo. Me dice que en las próximas horas me llamará para decirme donde me recogerán puesto que el Señor Michels vive en Los Ángeles y que yo, como su secretaria debo estar donde él este. Con esas palabras se retira dejándome con esa gran noticia la cual me es difícil de asimilar. Mary no aguanta más la curiosidad y me pregunta que esta sucediendo. La miro fijamente perpleja ante la noticia que me han dado, no puedo ni hablar ni parpadear y eso preocupa a Mary quien no lo piensa dos veces para sacudirme de un lado a otro para sacarme del asombro en el que estoy sumida. Steve me sujeta de la mano llevándome al interior del auto camino a una cafetería para desayunar algo o mejor dicho almorzar pues ya es la una y treinta por la tarde.

¡La comida estuvo deliciosa!, no sabía que existieran lugares donde se pudiese decir que la comida es genial en todo el sentido de la palabra, pero aun no me he librado de mi destino y es tener que decirles que fue lo que paso en la dichosa entrevista. Aunque yo todavía no sé que rayos fue lo que paso. Mientras tomamos un café, Steve y Mary me rodean dispuestos a comenzar con el interrogatorio, sus caras me dicen que no aceptaran un “más tarde” como respuesta por lo que debo estar preparada para cualquier pregunta que hagan, hasta la más descabellada pregunta deberá ser contestada sin ocultarles nada de nada. Respiro profundo colocando la taza de café sobre la mesa los miro fijamente esperando su avalancha de preguntas
y como lo suponía, Mary es la primera en preguntarme ¿qué pasó allá?.

Helena, responde con sinceridad y sin alterar los hechos. ¿Qué pasó en esa habitación y porque estabas tan molesta?.

Lo primero que diré es si tengo el trabajo, segundo es que ese hombre es tan déspota como la misma palabra lo dice y tercero... Se atrevió a besarme –al decir esto último desvíe la mirada muy avergonzada-

Steve escupió el café sobre la mesa a causa del asombro y las mejillas de Mary cambiaron de un rosa pálido a un rojo intenso.

Por ello no quería contarles nada –suspire dando otro sorbo a mi café-

Porque te haría algo así un extraño y más un hombre de su clase –me mira Steve con las mejillas coloradas-

Estas insinuando que como es de clase alta y yo de clase baja, ¡no puede besarme! –le reclame en voz alta golpeando la mesa-

Es decir que si te gusto el beso, Helena –pregunta Mary con una media sonrisa-

N-No del todo. –tartamudee desviando nuevamente la mirada sorbiendo el café-

Lo bueno es que tendrás por fin un trabajo, aunque no aseguro que en este tú jefe no te termine acosando.

Que palabras de aliento me estas dando, Steve. Quieres que yo también te de algunas con respecto a tú sabes quién –lo mire fijamente enarcando la ceja-

Steve tiene razón, Helena, nadie nos asegura que en este trabajo no te vayan a acosar como en los anteriores.

No lo creo. Es un hombre con mucho dinero, puede tener a la mujer que quiera consigo, ¿para que quererme a mí? –me encojo de hombros dándole el primer pellizco a la torta de Mary-

Y algo más, ¿porqué te veías tan decepcionada cuando terminaste de hablar con ese hombre de negro?.

Baje mi cabeza y me quede en silencio por unos minutos, no podía decirles que me mudare a Los Angeles por trabajo, sé que estarán felices por mí pero yo no lo estaré al irme y dejarlos por quien sabe cuanto tiempo. Mary me da unas palmadas en el hombro regalándome una gran sonrisa, no lo pude evitar y comencé a llorar como una niña pérdida en un supermercado. Ambos se miran las caras sin saber que decirme y en cambio me regalan un abrazo, diciéndome que cualquier decisión que tome será aceptada por ellos, sin reproches. Así que no me contuve y les dije lo que ese hombre me dijo. La cafetería se lleno de silencio, luego me abrazaron más fuerte y subimos al auto de Steve pues como él dijo «¡Esto hay que celebrarlo!». Y así partimos hacia Nueva York para celebrar esa noche hasta el amanecer pues seria la última vez que nos reuniríamos de esa manera tan loca.

Una vez más en el departamento de Steve luego de pasar al nuestro para recoger algunos vestidos, todos estamos sumamente entusiasmados de salir a bailar juntos. Estoy en la súper habitación de Steve arreglando mi cabello mientras Mary se ducha la escucho llamarme muy nerviosa, me acerque hasta la puerta del baño y le pregunto que sucede, ella con voz temblorosa me responde que debe contarme algo muy importante que debo saber antes de irme. Me ha intrigado, ¿que podrá ser eso tan importante?, sospecho que ya lo sé pero dejaré que ella sea quien me lo diga, «a veces me gusta molestar cuando se trata de Steve».
Media hora después sale de la ducha cabizbaja y me pide que me siente pues la noticia será muy impactante para mí. Abrí mis ojos a todo lo que dan mis párpados, ¿es tan impactante que ella y Steve por fin estén saliendo? ¿o es que hay algo más en eso que me dirá?. Me siento sobre la cama con dificultad, «Esta cosa es muy alta para mí». Ya bien acomodada en la cama estoy lista para escuchar eso que me tiene que decir, aunque ya lo sepa con anterioridad.

Bien, Mary, ¿que eso tan importante que me tienes que decir?.

Helena, lo que te diré no te va a gustar y te enojarás conmigo.

¿Enojarme contigo? ¿porqué habría de hacer algo así?. Ni que el hecho de estés saliendo con Steve sea un crimen –mire el techo luego la mire a ella quien no parece estar sorprendida por lo que dije-

Es que... yo... yo salgo con Steve desde hace seis meses y... nos vamos a casar.

¡Oh, que bien! Los felici... Espera un momento, ¿¡ustedes qué!? ¿¡y se van a qué!? –estoy realmente asombrada por lo que acabo de escuchar y sé que necesitaré un doctor para que revise mi corazón-

Quería decírtelo antes pero Steve dijo que lo mejor es que te diéramos la noticia cuando tú consiguieras trabajo para celebrarlo juntos. Perdóname, Helena.

N-No tienes que pedirme perdón... Pero yo... ¿en serio se van a casar?... Esto es demasiado para mí. –camine al baño y cerré con seguro la puerta-

De verdad no puedo creer que esos dos hayan estado saliendo por eso tiempo y ¡yo no me diera cuenta!, ¿es posible hacer eso?. Ahora se van a casar, las cosas esta yendo demasiado rápido para mi gusto, ¡mi vida no es así!. Un momento, ¿Mary esta embarazada? Y por eso se están casando. Llame a Mary que sé que esta pegada a la puerta esperando alguna reacción de mi parte, le pregunto a través de la rendija de la puerta si es que ella esta embarazada y por eso se casarán, se ruborizó, lo sé. Con nervios me responde que no es lo que estoy pensando, que lo harán porque de verdad se quieren. Suspire aliviada de que no fuese eso, aunque no seria malo que tuviesen un bebé, se verían realmente lindos con sus ojeras y cabellos despeinados por no dormir durante días. Debo dejar de pensar así, a veces yo misma me asusto de como suelo ser. Salí del baño con mi cara lavada y abrase a Mary felicitándola por el casamiento, ella sonríe, luego entra Steve y al ver la escena supone que Mary ya debió haberme contado todo. Él abre los brazos esperando que yo le devuelva el abrazo, lo miro fijamente frunciendo el entrecejo cruce los brazos, él hizo pucheros entonces le tuve lastima y lo abrase. Una linda escena, todos buenos amigos abrazados, son las diez de la noche y aún ninguno esta siquiera vestido. El hambre comienza a hacerse presente en nosotros y la primera en caer es Mary. Me gire en los talones para preguntarle si es en serio que no esta en estado, ella frunce el entrecejo y entendí el mensaje.

Casi las once de la noche y al fin estamos listos para salir de fiesta, frente al ascensor recordé que deje el móvil sobre la cama así que tengo que regresar por el ya que en cualquier momento recibiré una llamada de mi querido jefe. Entre rápido, agarre el móvil guardándolo en la cartera que por cierto me sale una nueva, salí corriendo al ascensor para no llegar más tarde. Me esperan en la acera como les dije y al embarcarme sin esperar que cierre bien la puerta Steve acelera dejando las huellas del neumático sobre el asfalto. Le grite con mi corazón a millón a causa del susto que me acaba de hacer pasar, se disculpa como si nada hubiese pasado pero como yo no olvido tan fácil lo golpee en la cabeza con la cartera. Mary se ríe y yo con ella, Steve le pregunta porque no quiso sentarse adelante con él y ella le responde que hasta que yo no me vaya, no me dejará sola.

Debido a las fuertes ganas de comer tuvimos que hacer una parada imprevista en un puesto cualquiera de comida rápida, nos comimos algunos perros calientes y hamburguesas que eran algo pequeñas. Ya con el estomago lleno nuevamente nos pusimos en marcha hacia una discoteca que se ha estado haciendo muy famosa estos últimos meses y eso que acaban de abrir sus puertas, no quiero imaginar la fama que obtendrán al tener uno o dos años abierta sin problemas con drogas y esas cosas. Llegamos al lugar que esta atestado de gente, hay una larga fila para entrar, eso me hace pensar que será algo difícil el poder ingresar allí. Pero lo que no sabíamos es que Súper Steve, ya hizo reservaciones. A veces me pregunto, «¿quién diablos es Steve?», sin embargo es una ganga que sea mi amigo y el prometido de Mary, aunque ¿dónde esta el anillo de compromiso?. Les preguntaré después.
El lugar es despampanante, en todo el sentido de la palabra. Las mesas y sillas son lo último en moda para hogares y locales, la música es la más nueva que hay «tan nuevas que no las conozco». Steve nos guía hacia la mesa donde nos sentaremos, ¡es una mesa v.i.p!, de verdad este ser que dice ser mi humilde amigo, me esta asustando. En nuestra mesa hay champagne en su cubeta con hielo, tres copas muy bonitas y algunos bocadillos.

Mary... ¿¡quienes son los padres de Steve o quién diablos es él!?

No te preocupes, Helena, él no esta haciendo nada ilegal.

Eso realmente no me preocupa, lo que me preocupa es esta secreteadera de ustedes.
Vamos, Helena, disfruta del momento que estamos celebrando tu nuevo trabajo y mi compromiso –sonríe mostrándome el gran diamante que lleva como anillo de compromiso-

¡Woah! Es enorme, de verdad me alegro. Pensé que era una broma pero al ver este anillo, sé que es cierto el casamiento.

Chicas, ¿quieren la champagne o prefieren ir a bailar?.

Tomemos la champagne para celebrar y luego bailemos –sonrío con las copas en la mano entregándole a cada uno la suya-

¡Bien!, ¡Salud!. Por el trabajo de Helena y nuestro compromiso.

Los tres alzamos las copas al mismo tiempo entrechocándolas con cuidado, se escuchó un ¡clin! Al chocarlas. Reímos como unos niños pequeños bebiendo el liquido espumoso de golpe, dejamos las copas sobre la mesa y fuimos hasta la pista de baile que esta muy llena hoy a pesar de ser viernes. Comenzamos a bailar los tres juntos pues ellos hacían una pareja y yo estaba sola, así que no los dejaría dejarme sola. Los chicos del lugar se reunían a nuestro alrededor coqueteándonos, no es por presumir ni nada pero se están aglomerando a mi alrededor y eso comienza a asustarme, a pesar de que hay chicos guapos no estoy tan acostumbrada a esto. Quien lo diría, una persona con estudios en relaciones públicas tiene miedo de las multitudes, debería empezar a cambiar porque si trabajaré para una persona tan importante como ese hombre, el socializar estará en la carta del día. Cinco minutos después de haberme regresado a la mesa, me siguen Steve y Mary que no soportan el acoso de esos chicos, sin dejar de mencionar que ambos son realmente celosos el uno con el otro. Mientras hablamos sobre sus planes para la gran boda al estilo de la realeza, me suena el móvil, lo saco de la cartera para atender pero cortan la llamada. Les pedí que me disculparán un momento para ir al baño y poder atender la llamada. Camino al baño unos tipos muy extraños se quedaron observándome en todo mi trayecto desde que me levante de la silla hasta que cerré la puerta del baño. Entre a uno de los cubículos asegurando la puerta para que nadie me interrumpa, entonces conteste la fulana llamada.

Buenas noches, Helena King al teléfono.

Señorita King, es un gusto poder hablar con usted de nuevo ya que debido a las circunstancias no pude hacerlo bien.

¿Eres el chófer del Señor Michels?.
Por supuesto, el señor no puede atenderla pues esta en una reunión. Pero el verdadero motivo de mi llamada es para decirle cuando viajaremos.

Ah, si, lo escucho.

Baje la tapa del inodoro y me senté allí escuchando detenidamente todo lo que me decía Charles, por último cuando estaba por colgar le pregunte lo que debió decirme desde el principio, ¿que día y a que hora viajare a Los Angeles?. Una risita cómplice se escucha del otro lado del teléfono, ¡ese hombre esta con él!, Charles me dice que no me preocupe por nada de eso pues ellos se encargarán de todo el papeleo y corta la llamada. Fruncí el entrecejo suspirando, justo al salir nuevamente suena mi móvil y esta vez es un mensaje de Charles para decirme que mañana por la mañana tendré noticias de él. Abrí la puerta para encontrarme con ese sujeto que me estuvo mirando de camino al baño, dí un paso hacia atrás para tratar de encerrarme en el cubículo pero el sujeto me detiene la puerta impidiéndome salir o entrar. Esto no es bueno, para nada bueno. Tampoco puedo gritar porque seria en vano, ahora que lo pienso porque no seguí asistiendo a esas clases de defensa personal algún día me hubieran servido y ese día llegó. El sujeto se acerca a mí sujetándome por la cintura con fuerza, forcejeo con él para soltarme de sus asquerosas manos de borracho pero me detiene tomándome por el pie me tira al suelo, se sube sobre mí y mete sus manos entre mi vestido. Esto es repugnante, realmente repugnante. Alguien por favor lo detenga, no tengo fuerzas para alejarlo de mí y él comienza a lamerme el cuello, esto no puede estarme pasando hoy que se detenga por amor de dios. Esos son mis únicos pensamientos, pero de cuando acá la mente por si sola ha ayudado al hombre para hacer algo. Las lágrimas empiezan a caer por mis mejillas y este asqueroso sujeto solo me susurra como si fuese un don juan que lo disfrutaré y que en vez de pedirle detenerse le pediré más. ¿¡Quién rayos se cree que soy!? ¡Una masoquista que le encanta que la estén violando!. Saqué fuerzas de donde no las tenía y me zafe de sus manos para meterle los dedos en los ojos, que son lindo por cierto, ¡este no es momento para eso! Logre zafarme así que debo salir de aquí. Me levante deprisa para salir corriendo de allí chocando con alguien más, ¡esto no puede ser peor!, seguro aviso a sus amigos de que también fuesen a por mi. No quise levantar la mirada, estoy realmente asustada y solo puedo golpearle con desesperación. Él sostiene mi muñeca y me pide que me detenga pues lo estoy lastimando, alcé la mirada y enseguida mis ojos se cristalizaron. Era un hombre tan guapo que enceguecía al mirarle de reojo, su voz es calmada al igual que sus ojos, me pregunta que esta pasando a lo que yo con las lágrimas en los ojos le respondí que intentaron violarme. Me abraza fuerte y me dice que por la misma razón él se acercó al baño, ya que había visto a ese sujeto entrar estando yo ahí. Sosteniendo aún mi mano me lleva hasta su oficina, pues resulta ser que este hombre de aspecto calmado y apariencia celestial, ¡es el dueño del establecimiento!. Estoy boquiabierta, como un hombre así puede ser el dueño de este lugar, no lo puedo creer, de verdad no me lo creo.
Angus me sirve un poco de té para que me relaje y trate de olvidar el mal rato que pase.

PD: Angus es el nombre del hombre con apariencia celestial que me ayudo.›

Gracias por este té, es realmente delicioso –sonreí ampliamente con la taza en mis manos-

Me alegra que te guste, es preparado especialmente por mi nonna y ¿te gusta la vajilla?, es de japón. Bonitas, ¿cierto?. –sonríe discretamente con brillo a su alrededor-

Si comparamos a este sujeto con mi futuro jefe, sus auras son realmente distintas. Aquel es de aura oscura y este es tan brillante que es perturbadora e inquietante –pienso mirándolo fijamente-

¿Te ocurre algo, Helena?.

Estoy bien, graci... ¡Cómo! ¡Yo no le he dicho mi nombre!. ¿Es usted brujo o clarividente?.

No, Helena, es que soy amigo de Steve y hoy nos iba a presentar.

Es decir que usted fue el que hizo las reservaciones y lo de la mesa.

No, eso lo hizo Steve hace un mes. A pesar de que somos amigos, negocios son negocios y yo no puedo dejar clientes fuera por él.

Ustedes son contemporáneos o algo parecido.

¡Para nada! Yo tengo treinta y uno, lo que me hace mucho mayor que tú también.

Son solo nueve años de diferencia, no hay que hacer escándalos por eso o ¿si?.

Interesante, ¿te gustan mayores que tú? –me pregunta sentándose a mi lado-

No es que me gusten ni me disgusten, es normal para mí. Algo neutral diría yo.

Unas palabras muy maduras para alguien de tu edad.

¿Usted también quiere acosarme?. Tengo algún letrero que diga, “acosame”.

No, solo tú cuerpo que es muy llamativo y seductor –sujeta mi barbilla con la punta de sus dedos muy cerca de mis labios-

Es un hombre muy seductor y parece que también algo sádico, estaré destinada a conocer solo a este tipo de hombres o ¿es algo pasajero?, no lo sabré hasta que me haya casado o sea muy anciana. Él rodea mi cintura sin dejar de sostenerme la barbilla, acercándose despacio hacia mi. Es extraño pero no puedo soltarme, estoy atrapada en su mirar y sus brazos, es como si quisiera zafarme de él pero algo me esta reteniendo. Esta demasiado cerca de mis labios, va a besarme, ¡en serio la hará!, ¡alguien sáqueme de aquí!. Este día ha sido una locura total, lo mejor me hubiese podido pasar es quedarme en casa durmiendo y despertar cuatro o cinco días más tarde.
Regresando a la tierra, a la situación tan extraña en la que me encuentro, me doy cuenta de que la mirada de este señor esta algo pérdida como si buscara algo que quizás pueda encontrar en mí, pero no sé que es. Sus ojos a pesar de ser de un verde tan hermoso son fríos y sin brillo, me hacen recordar al patán que será mi jefe muy pronto, su mirada también se veía algo vacía, es como si les faltará algo que es indispensable para cualquier ser y que por lo visto a ellos se les fue arrebatado. Siento en mi estomago un nudo que me hace doler el pecho e inmediatamente se refleja en mi cara, ello lo hace detenerse y mirarme fijamente con intriga.

¿Te ocurre algo o te hice algo malo?.

No, es que... tus ojos no tienen brillo, es como si tu mirada buscara algo, es... vacía –desvíe la mirada de la suya en un tono de voz bajo-

Eres realmente perceptiva e inteligente, Helena –me sonríe-

¿Entonces es cierto lo que dije?.

Si, yo he tenido que pasar las peores cosas que puedan sucederle a un ser humano, no te imaginas cuan horribles fueron para mi y mi hermano menor –dice mordiéndose los labios con fuerza y una mueca de dolor se dibuja en su rostro-

¿¡Tiene un hermano pequeño!? –me levanto del mueble sorprendida-

Es muy guapo, así como yo. Aunque no nos parecemos para nada.

Ustedes dos... no se llevan bien, ¿cierto?.

De verdad que comienzas a asustarme con esa percepción tuya. Pero si, tienes mucha razón.

¿Se criaron juntos o los separaron?.

Es usted muy curiosa, Señorita.

Discúlpame si fui muy entrometida.

No se preocupe, no es algo malo ser curioso. A veces resulta muy bueno hablar con alguien así lo acribillen a preguntas.

No dijo una sola palabra más, solo se quedó allí mirando todo el lugar por el ventanal, me despedí de él sin recibir ninguna respuesta, fue como si de repente se hubiera olvidado totalmente de mi existencia. Supongo que no debí haber tocado un tema tan delicado como ese, pero si no quería seguir hablando simplemente me lo hubiera informado y yo tranquilamente dejo de hablar. Cuando llegue a la mesa Mary esta muy nerviosa puesto que ella me vio ir al baño pero no regresar, además que vio como sacaron a ese sujeto del baño lo que la termino de dejar en ese estado. Trate de calmarla diciendo que me había topado con un amigo de Steve que es el dueño del lugar y me ayudo cuando me trataron de atacar, con eso creo que se quedo tranquila a parte de que le conté la conversación con Charles el chófer y mano derecha de mi jefe, Steve no podía ocultar su sonrisa de satisfacción al saber que conocí a Angus. No le puedo negar que me pareció un hombre demasiado guapo e interesante y a la misma vez muy misterioso, aunque no debí de ser tan entrometida preguntando todas esas cosas, es algo inevitable ya que esta es mi personalidad, “Ser Curiosa”.

Steve y Mary ya están cansados, y yo tampoco soy la excepción, así que decidimos irnos a su departamento para descansar. Cuando llegamos mi móvil suena, lo que es muy extraño porque son las cuatro de la mañana, aún siendo raro lo revise y resulta ser un texto de mi queridísimo jefe informándome que el día diez de marzo partiremos rumbo a Los Angeles, lo que quiere decir que el ¡lunes viajaré!. Es decir que tengo todo el fin de semana que pensaba emplear para descansar, para trabajar con mis papeles y la ropa, ese hombre es el demonio. Mary nota de inmediato mi cara de decepción y trata de darme ánimos diciendo que me ayudara con lo que pueda para que el lunes a primera hora solo me quede esperar saber a que hora saldremos. Pero por ahora solo debo dormir para el día de mañana tener las suficientes fuerzas de levantarme y hacer lo que deba hacer.

1.- Su Presencia


Abro las ventanas para ver el día fresco, avisando que el verano se aproxima y este año en comparación con el pasado será mucho más fresco. Mire el reloj percatándome de la hora, hoy me toca el turno de la mañana así que no puedo darme el lujo de llegar tarde a la librería, por lo que me despedí de Mary y salgo rápido para tratar de alcanzar el transporte que me deja en la esquina de una venta de periódicos a solo unos establecimientos de mi lugar de trabajo. De allí camino admirando las jardineras de rosas mientras son regadas y el brillo del rocío sobre sus pétalos es precioso. Al abrir la puerta sobre el tapete me tropiezo con un pequeño paquete muy bien envuelto con un sobre negro bastante tétrico encima, me agache para recogerlo y entre volteando el cartel de “Cerrado - Abierto” escrito en latín con unas letras muy preciosas. Dejo el paquete en el almacén junto con el periódico que leeré más tarde y me dirijo a la sala de descanso para calentar unos pedazos de pizza de la noche anterior preparando algo de jugo para acompañarlos.

Luego de reposar el desayuno llega un extraño hombre de unos veintinueve o treinta años muy bien vestido, rasgos faciales exquisitos, cabello alborotado de color castaño, alto y lleva unas gafas oscuras de sol. El aura a su alrededor es rara, muy rara. Pestañeo para salir de mi asombro de como una persona así esta en un lugar tan corriente y le pregunto con algo de timidez: ¿qué se le ofrece?.

Buenos días, ¿en que puedo servirle? le sonrió tímidamente-

Busco un paquete pequeño con un sobre negro encima que debió haber llegado esta mañana me devuelve la sonrisa mostrando su blanca dentadura-

¡Oh, si! Me espera unos minutos que esta en el almacén.

Lo deje esperando en el mostrador mientras fui al almacén a buscar el extraño paquete, por el sonido de la campana deduzco que Mary acaba de llegar y debe estar flirteando con el guapo cliente como es costumbre de su parte. Deje escapar un suspiro regresando al mostrador con el paquete en las manos llevándome la sorpresa de que no era Mary sino Steve quien ha llegado, debe estar de paso...

Su paquete, Sr.

Muy amable, ¿Helena? mira mi gafete regalándome de nuevo una sonrisa picará-

A s-su orden le sonreí tímidamente tratando de ocultar mis mejillas enrojecidas-

El misterioso hombre se retiro con el paquete sin decir nada mas que gracias, quede realmente aturdida por su presencia tan obscura y cautivadora a parte de su espectacular cuerpo que a leguas se le notaba por debajo de ese traje de Chanel, inmersa en mis suspiros me olvide por completo de que Steve está allí mirándome con una sonrisa burlona en sus labios, es un buen chico que le encanta el deporte a parte de ser un “ratón de biblioteca” esta perdidamente enamorado de mi buena amiga Mary que por supuesto no le es nada indiferente.

Steve, ¿qué te trae hoy por aquí?. Sabes que el turno de Mary, hoy es por la tarde.

Lo sé, pero a veces ella esta aquí contigo. Y también vine a regresar este libro -coloca el libro con timidez sobre el mostrador evitando mirarme-

Jajajaja, ¿“Los Secretos de un Corazón Herido”?. En serio estabas leyendo esto le pregunto con un tono de voz sarcástico-

¡Deja de burlarte! Es una excelente obra que alguien como tú, nunca entendería frunce el ceño cruzando los brazos realmente apenado-

Vale no te enojes, solo preguntaba.

Me lo recomendó Mary, por eso lo leí.

Sabes que ella te quiso jugar una fea broma, ¿cierto?.

Lo sospeché cuando me dijo el nombre.

Hay que ver lo enamorado que estas de ella suspire apoyando el mentón en la palma de mi mano-

Seguimos charlando por unas horas. El reloj cucú suena marcando las doce por lo que Steve debe irse a la universidad, tiene un debate con otra clase sobre el ecosistema, quiere ayudar a impulsar nuevas ideas para la preservación de la naturaleza. Es motivador el escucharlo hablar tan apasionado de ello. Mire a mi alrededor y me di cuenta que nuevamente hoy no hay nada por hacer así que me dispuse a leer el periódico, tal vez consiga una buena oferta de trabajo. Hojeo y hojeo los cuerpos de esta aburrida fuente de información diaria en el que no hay nada interesante. No estaría mal trabajar en un periódico o en la imprenta de uno, supongo que deben pagar bien o mejor redactor de columnas. Agite mi cabeza en forma de negación pues soy demasiado torpe para esas cosas.

Tres de la tarde y un hilito de baba se desliza de mi boca pues nadie se ha siquiera asomado, esta librería esta bien ubicada y tiene libros interesantes por esa razón no entiendo como ¡nadie viene a mirar!. La campanilla de la puerta suena de golpe y del susto grito tirando el periódico por todos lados, al mirar es Mary que ha llegado como si la estuviesen persiguiendo o algo parecido, fruncí el ceño y ella se asusta pidiéndome disculpas.

Helena, ¡lo siento mucho!, No quise asustarte. Pensé que llegaría tarde por eso entre así mira a un lado jugando con la punta de sus dedos-

Tran-Tranquila, Mary, no ha pasado nada.

Menos mal, no hubiera vivido en paz con tu muerte en mi consciencia.

Por cierto, ¿por qué querías llegar temprano le pregunto algo intrigada-.

E-Es que Steve esta por venir y quería que me encontrará aquí.

Mary, ¿vas en serio con él?. Porque él, sí.

¿Por qué lo preguntas tan de repente?.

Porque temprano estuvo aquí y... se ha leído el libro que le diste, completo.

¡En serio! Lo leyó todo. Es increíble, pensé que no lo haría al ver el título o siquiera al leer el primer capítulo.

Pues si, lo leyó completo. Yo también quede sorprendida y me burle un poco de él.

¡Helena!, porque eres así con Steve.

Olvídalo. Mejor iré a preparar algo de café, ¿quieres un poco?.

Si, no muy fuerte.

Fui a la sala de descanso a preparar un poco de café para pasar el sueño que me causa este trabajo tan aburrido, monto la cafetera en la hornilla con el agua. «¿Porqué no hay cafeteras eléctricas en este lugar?», pensé mirando por la ventanilla a una pareja que esta merendando en la cafetería de aquí junto, se les ve tan enamorados que cualquiera que les vea dirá que no tienen problemas algunos. Suspire de nuevo, reflexionando acerca de mi vida amorosa la cual no ha sido para nada interesante, cuando tenía dieciséis creí estar enamorada de mi profesor de deportes el que solo se aprovechó de mi para tener mi virginidad, desde entonces he tratado de entablar una relación con alguien pero nunca resultan porque siempre son unos imbéciles que quieren mi cuerpo y nada más. El café esta hecho, estoy preparando las tazas para servir cuando Mary grita y se me resvala una de las manos por salir corriendo a ver que le sucede para encontrarla en el piso con una revista en manos de esas caras que hay en el puesto de periódicos de la esquina. Esta vez estoy realmente enojada porque es la segunda ocasión en este día que me asusta de esa manera.

¡Mary Noray!, ¡es la segunda vez que me asustas de esta manera!. ¿¡Qué rayos sucede con tus hormonas!? le grito realmente furiosa-

¡He-Helena, tienes que ver este anuncio de trabajo!, es el indicado para ti.

¡Por un maldito anuncio gritas de esa manera!.

¡Si!, mira lo que dice.

Le arrebate la revista de las manos con ira, para ver el fulano anuncio por el que grito. Mis ojos se abrieron hasta el punto de que casi se salen de su lugar, mire a Mary quien sonreía de manera picara, releí el anuncio para ver si no estaba leyendo mal pero no. Las que esta escrito allí era de mucha seriedad, es algo increíble que alguien rico publique esa clase de anuncios en revistas como estas para solicitar secretaria “seria y discreta”. Me senté en una de las butacas que están justo detrás del mostrador para continuar con la lectura, a pesar de lo bizarro de este anuncio había una parte que llamo más mi atención: «Es un empleo muy bien pagado». Ese párrafo al leerlo fue como escuchar un coro de ángeles de fondo. Lo siguiente que sé es que Mary estaba concertando una cita para mí, justo para el día de ¡mañana!. Quede boquiabierta cuando me dijo que debía estar en el Edificio Chrysler a las nueve de la mañana, hice una mueca pues las palabras no me salían.

¿Helena, estas bien?.

Perfectamente. Lo único malo es que debo ¡salir a las siete de la mañana para dirigirme a Manhattan!

Podemos pedirle el favor a Steve para que nos acerque hasta allá, no creo que él se moleste por eso, ¿verdad?.

¡Crees que es muy fácil viajar desde aquí hasta Manhattan sin dinero!

¡Deja de armar tantos panchos que no eres una mujer menopausica!.

Tienes razón, debo ver la parte positiva de esto. Si consigo el trabajo por fin tendré la oportunidad de demostrar lo que sé.

Además tú jefe no seria otra persona más que ¡Allen Michels!, ese hombre es tan sexy y su mirada es tan frívola e intensa que derrite suspira atontada-

A mí no me interesa ese hombre, solo deseo obtener el trabajo.

Pero debes informarte sobre quien sera tú posible jefe.

­Debo saber quien es él, no si su mirada es sexy y él es frívolo me apoyo sobre el mostrador jugando con mis dedos-

¡Deberíamos ir de compras!. Tienes que lucir muy sensual para que ganes puntos y termines de enganchar el trabajo.

Tú de verdad que no entiendes nada de nada suspire recogiendo mi cabello en un moño-

Vamos le diré a Steve que nos alcance por ahí, ¿te parece?.

Pero no tengo dinero para comprar ropa.

¡Helena King, me ofendes!. Somo amigas, ¿lo sabías? cruza los brazos frunciendo el ceño-

Claro que lo somos, ¿porque lo dices?.

Porque yo te voy a regalar el traje de la victoria para mañana, ¡te verás fabulosa!.

¿Estas segura de eso, Mary?.

Bueno es hora de irnos al centro comercial.

Cerramos la librería temprano para irnos al centro comercial y tratar de conseguir un traje formal a buen precio algo difícil pero lo intentaremos. Recorremos las tiendas buscando un traje a mi medida, bueno más que todo accesible. Mirando un traje en las tiendas Dolce&Gabanna nos alcanzo Steve con unos amigos suyos de la universidad, los ojos de Mary brillaron al ver lo guapo que él anda y no lo negare. Steve luce guapo con esas gafas. Ella le comenta lo de la entrevista mientras tomamos unos helados con sus amigos que no están nada mal. Luego de terminarnos los helados continuamos con la búsqueda aunque sé que Mary se enamoró del traje negro de seda y gabardina de la otra tienda pero yo no daré casi diez mil dólares por un traje que usare una sola vez. Y fue en ese momento que lo encontré, cerca de una tienda de Chanel lo vi, el conjunto perfecto para mi cuerpo. Acentúa mi cintura y caderas resaltando mi busto, y lo mejor de todo es que solo cuesta ¡tres mil dólares!. De nuevo escuche ese coro de ángeles tras de mi lo que me indica que este traje es el mejor para mí. A regaña dientes pero Mary igual lo pago, yo estoy feliz y espero que ese hombre no se de cuenta de que es un traje barato. Ahora faltan los zapatos que deben ser altos para que me den más presencia y seguridad según Steve, yo creo que lo único que me pueden dar esa clase de zapatos son muchas ampollas y tal vez una torcedura de tobillo. Imaginar siquiera la torcedura es algo que realmente me asusta. Los zapatos esta vez corren por cuenta de Steve que quiere hacerme un presente de “cumpleaños”, aunque falten unos cuatro meses para eso. No les quito la voluntad de querer regalarme estas cosas pues sé que cuando tenga como, se los recompensare.

Comienza a oscurecer, y el hambre comienza a hacerse presente. Steve nos invita a su casa para cenar los tres juntos. Pienso que definitivamente haré un muy mal tercio entre ellos dos que seguro quieren un momento a solas pero la oferta de la cena en su casa es realmente tentadora, así que será para la próxima que se queden solos a cenar.

El departamento de Steve es verdaderamente amplio y limpio, demasiado para un chico. La cocina es igual de espaciosa y reluciente, el refrigerador es una exageración para alguien como él que vive solo. Lo que más llama la atención de Mary es la enorme cama extra king size, parece de princesa sin dejar de mencionar lo suave del colchón que es tan alto que necesitaré escalera para sentarme allí. Aunque no sé porque pensé eso. Me fui hasta la cocina para ver en que podía ayudar a Steve pero al parecer él ya tenía todo bajo control, por lo que decidí poner algo de música y crear un ambiente más divertido. La cena esta lista, nos sentamos en el suelo alrededor de la mesita en la sala de estar. Charlamos, reímos y nos tomamos dos botellas de vino tinto entre los tres. Mary fue la primera en quedarse dormida en la super cama siendo seguida por Steve sobre el sofá y finalmente yo fui a hacerle compañía a Mary en la cama que resulto siendo más esponjosa de lo que yo pensaba.
A lo lejos un ligero sonido se intensifica cada vez más pero el problema es que no sé de donde proviene, comienza a hacerse muy molesto así que con dificultad abro mis ojos para saber que es ese sonido tan molesto. Mire a ambos lados del cuarto con los ojos entreabiertos sin lograr percibir el lugar de origen de ese molesto sonido, me acomode de nuevo en la almohada que es como si estuviera durmiendo sobre un malvavisco. Sin embargo, el sueño no me dura mucho pues el sonido se vuelve a hacer presente en la habitación por lo que esta vez debo sentarme y prestar detenida atención al lugar de origen del sonido. Nuevamente miro alrededor tratando de escuchar detenidamente para ver si de una vez por todas encuentro el lugar de donde proviene el bendito sonido que me esta comenzando a hastiar, pero no logro captar el lugar de procedencia. No sé si es porque aún sigo medio dormida y por ello mi subconsciente me esta jugando una broma. Aunque por un momento noté sobre la mesita de noche del lado de la cama donde duerme Mary, una pequeña caja cuya pantalla parpadea constantemente, lo que quedaba de sueño en mi se ha disipado al ver la hora. «¡Señor, esto debe ser una pesadilla!. ¡Son las ocho de la mañana!», mi cita de trabajo es en una hora y yo todavía estoy con misma ropa de ayer en la noche. Salté de la cama para llamar a Mary quien tiene el cabello pegado en la cara y esta babeando, le dije que despertara a Steve para que tengan tiempo suficiente para cepillarse los dientes mientras que yo me ducho y visto lo más rápido posible. Ella con dificultad se sienta en la cama estregándose los ojos con el revés de sus manos, mira el reloj y grita, y luego corre a despertar a Steve. Ya me duche, «Fue más rápido de lo que pensé», digo mirándome al espejo arreglando mi esponjado cabello y cubriendo las horribles ojeras que me han salido. Le pedí a Mary buscar la ropa junto con los zapatos para adelantar y que se nos haga más fácil la salida. Ella me tira todo sobre la cama y de inmediato comienzo a vestirme. No me tomó mas de quince minutos el estar lista y según yo “presentable”. Cuando salí de la habitación, Steve y Mary quedaron boquiabiertos, no pueden creer que la mujer que siempre viste en jeans – sudaderas – botas se vea tan bien en este tipo de ropas. Tomé mi bolso y salimos del departamento prácticamente volando hacia el estacionamiento, ¡sólo nos quedan treinta minutos para llegar a Manhattan!.

Steve parece todo un corredor de autos profesional, va a una velocidad impresionante y aún estamos vivos. Lo mejor de todo es que ¡hay buen tránsito! Y eso nos ayuda a llegar con cinco minutos de sobra para poder subir hasta el último piso del Edificio Chrysler, «¡Son setenta y siete pisos!, Ruego tener tiempo suficiente». No lo pienso mucho y corro al interior del lugar despidiéndome de mis amigos que pasarán a recogerme más tarde. No hay tiempo para admirar la majestuosidad y magnificencia de este edificio, debo llegar. Casualmente el ascensor esta por subir, le grite a un hombre que esta dentro por favor retener las puertas unos segundos, con la mayor velocidad corrí hacia este alcanzando a entrar cerrándose las puertas detrás de mí. Es increíble haber corrido tan rápido llevando tacones de cinco centímetros de alto. Deje escapar un largo suspiro de cansancio agradeciéndole al hombre desconocido por esperarme y apoyándome en las frías puertas del ascensor descanse mis adoloridos pies, que están matándome. Me toma justamente cinco minutos llegar al último piso de este inmenso lugar, antes de seguir arregle mis ropas y cabello que están hechas un desastre por la carrerita al ascensor. No debo ni quiero dar una mala impresión en esta importante entrevista, pero algo me incomoda, salí tan deprisa de la casa de Steve que no me percaté de como se veía el traje en mí. Sé que ellos pusieron una cara de extrema sorpresa, sin embargo, estaba tan apurada que no me fije en que mis “discretas” curvas, han hecho su aparición. Agite mi cabeza en signo de negación y me encaminé a la oficina donde está mi prospero futuro. Detuve la marcha al ver la larga fila de mujeres guapas y muy bien estructuradas que obvio, son mi competencia. Lo mejor de todo es que no debo de preocuparme porque alguien note mis curvas, cuando hay tantas mujeres en esta sala, por lo tanto me aproxime a la mesa para registrarme y recibir mi número de turno. «Un poco más y soy la número cien», suspire cabizbaja sentándome en un banco alejado del resto. Es deprimente este lugar, más que todo porque la mayoría se conoce entre sí y yo soy la única que no conoce a nadie.

Media hora más después de mí llegada, comienzan a llamar por orden de citas no por orden numérico como yo pensaba. Pasan y pasan chicas que al salir de esa oficina se les ve agitadas o enfurecidas, ladee mi cabeza en señal de intriga pero en realidad no me importa lo que les haya pasado, aunque algo que me extraña es el tiempo que les toma en salir. Las que salen agitadas les toma media hora salir mientras que las que salen enfurecidas solo les lleva de diez a quince minutos, eso es algo muy sospechoso para mí. Es el turno de la señorita más guapa de todas las que están aquí. «Seguro que ella se quedará con el trabajo, es frustrante pero es la realidad». Miré por la ventana y el clima esta precioso así que no hay motivos para deprimirse sino que debo estar con la mente positiva de que tal vez, yo pueda quedarme con este trabajo. No le tomó más de cinco minutos para salir de esa oficina azotando la puerta como alma que lleva el diablo, «Parece que la suerte esta de mi lado», sonreí al escuchar mi nombre. ¡Soy la siguiente!. Trague saliva y con la frente en alto entre a ese lugar, sin saber que me estaría esperando, eso me tiene mucho más entusiasmada.

Las ventanas están abiertas de par en par, definitivamente el clima esta precioso, las pesadas puertas de madera se cierran detrás de mí. La enorme silla de cuero se gira y un hombre con una impecable presencia y divina apariencia, esta frente a mí escrutándome con sus brillantes ojos azul-mar.

Descubriendo al Sr. Michels en Los Angeles


-En los barrios modestos de New York, solía vivir la joven de veintidós (22) años, Helena King. Recién graduada en la Escuela de Relaciones Laborales e Industriales de la Universidad Estatal de New York en Tompkins y un curso en Relaciones Públicas, trabaja en una modesta librería antigua y vive en un pequeño pero espacioso departamento con su amiga de secundaria Mary Noray. Ambas trabajan allí lo que las ayuda a mantenerse ya que ambas a pesar de tener una profesión se les dificulta el conseguir un trabajo, en espacial a Helena, que gracias a sus pronunciadas curvas no es tomada en serio como profesional por lo que prefiere ser la encargada de una pequeña librería a ser el objeto de acoso de hombres ricos y sin cerebro. Por su parte, Mary es indiferente al hecho de no encontrar un trabajo.

Aunque todo en la vida no es siempre de color rosa o color gris, hay días en los que estos pueden ser de varios colores. Y ese día le ha llegado a Helena al encontrar un anuncio en una revista algo costosa, que dice: «Hombre de Treinta años, Multimillonario busca Secretaria que le guste viajar y socializar con personas que no conoce. Interesadas hacer cita al siguiente número: xxxxxxxxxxxxxxxx.
P.D: Ser puntal, presentable y SEXY.
Atte: Sr. Allen Michels»

Ese anuncio, sin saberlo, le volcara completamente la vida a Helena. Llevándola a conocer un mundo lleno de lujos, enredos y pasiones que nunca antes se imaginó llegar a conocer.